Fioravanti, una de las gaseosas más antiguas del mundo

Juan F. Fioravanti y su familia, en la fábrica de gaseosas (circa 1910).

Esta más que conocida marca ecuatoriana de agua saborizada de soda apreció originalmente en Guayaquil en 1878 gracias al migrante italiano Giuseppe Fioravanti, quien comenzó a experimentar de manera casi artesanal con una escencia de fresa importada de Europa que comercializó exitosamente en algunos establecimientos de la urbe con el nombre de Chinchiví, con la frase adicional "de G. Fioravanti".

Con una demanda que creció rápidamente al 3% de la población guayaquileña, ciudad que en aquella época bordeaba los 50.000 habitantes, en 1881 pudo montar una sencilla línea de embotellado de sodas, aguas minerales y de fabricación de sus propios jarabes en un local del Barrio del Astillero, considerado el inicio oficial de Fioravanti como empresa. En 1901 la fabrica se incendió y debió empezar nuevamente desde cero, ahora sí usando el nombre comercial de Fioravanti y adquiriendo en 1912 la fábrica de gaseosas de Agostino Mórtola de Benardi, que se ubicaba en el predio donde hoy se levanta la Biblioteca Municipal.

Con el paso de los años las ventas crecieron aún más gracias a la población migrante que llegaba a Guayaquil buscando una mejor oportunidad de vida durante la revolución industrial ecuatoriana de inicios del siglo XX, y aunque la popularmente conocida como "Fiora" ya no era la única soda que para entonces se producía, pues también existían otras siete ya desaparecidas, como La Frutal, sí se había posicionado como una de las favoritas, lo que le permitió ser la única que pudo mantenerse en el tiempo.

Años más tarde Jun F. Fioravanti, primo de Giuseppe, vendió la empresa a Francisco Calderón Alvarado, quien a inicios de la década de 1942 hizo lo mismo a un grupo de inversionistas formado por los migrantes españoles José y Teodoro Peré, su cuñado Francisco Dalmau y Mario Colás, pasando a llamarse Bebidas Efervecentes Sociedad Anónima.

Fueron estos últimos quienes montaron una embotelladora más industrializada en las calles Manabí y Chile, crearon el sabor de manzana con escencias importadas de Inglaterra, y lanzaron el característico envase de 6 onzas en vidrio, que aún se comercializa pero en una versión de plástico. Por aquellos años, si bien se había tecnificado la producción, la distribución aún se hacía en una carreta tirada por burro, pero el panorama cambió con la llegada de la competencia de Coca-Cola, que había sido traída por inversión de la familia Estrada-Ycaza.

En 1991 la fábrica se encontraba en el kilómetro 3,5 de la avenida Carlos Julio Arosemena, y los herederos de Peré vendieron la fórmula a The Coca-Cola Company, convirtiéndose en la primera marca sudamericana que pasaba a formar parte de su catálogo. En 2006 se decidió llevarla a España para servir la demanda de los migrantes ecuatorianos en dicho país, misma estrategia por la que hoy es comercializada también en Chile, Brasil, Estados Unidos, Italia, Inglaterra, Alemania y Francia.

Actualmente, y según datos de la misma Coca-Cola, Fioravanti constituye la segunda gaseosa más consumida de su cartera de productos en el Ecuador, solo por detrás de su marca principal, y la primera en sabores frutales a nivel general, lo que significa que su éxito comercial supera al de Sprite, Fanta, 7Up, Tropical, entre otras. Así mismo, es la segunda bebida gaseosa más antigua del mundo que aún se comercializa, siendo la primera la colombiana Kola Román, creada en Cartagena de Indias en el año 1865.


Fuentes

  • Arosemena Arosemena, Guillermo (1996). "La historia empresarial del Ecuador: el sector industrial", volumen II. Guayaquil: S/E.
  • Moreno Ramírez, Ma. Cecilia (9 de septiembre de 2019). La fórmula que Fioravanti creó desde Guayaquil cumple 140 años. Revista Desde Cero, Diario El Telégrafo.
  • Reyes Bazurto, Giovanny (10 de mayo de 2015). Embotellados y refrescantes recuerdos. La Revista EC.

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