Identidades LGBTIQ+ en el Ecuador precolombino
Figuras del periodo de Desarrollo Regional, tomado de "Arqueología bajo la lupa Queer: una apuesta por la multivocalidad", de María Fernanda Ugalde (2019). |
¿Sabías que en la época precolombina la población LGBTIQ+ era algo perfectamente normal en el territorio ocupado por el actual Ecuador? Sí, y aunque estas identidades son conceptos modernos, explicaremos como, sin un nombre como tal, existieron aquí desde hace mucho más de lo que piensas.
En 2019 la arqueóloga y antropóloga ecuatoriana María Fernanda Ugalde, de la Universidad Católica de Quito, publicó un estudio sobre figurillas prehispánicas como contenedores de información social más allá de la religiosidad típica con que se las ha analizado, reflexionando sobre su iconografía desde perspectivas que evidencian una ruptura de lo binario.
Ugalde analiza sobre todo piezas de cerámica antropomorfas de culturas costeras prequechuas como Valdivia, La Tolita, Bahía, entre otras, es decir con más de 2.500 años de antigüedad en lo que vendría a ser conocido como el periodo de Desarrollo Regional. Por ejemplo, de La Tolita se han encontrado figuras con pechos femeninos pero ropaje típicamente masculino, es decir taparrabos, o viceversa, hombres vestidos con faldas femeninas, que antes de este estudio simplemente se definían como curiosidades o inexplicables.
Así mismo menciona la presencia de estatuillas que antes se describían como “hermanas siamesas”, pero que en realidad representan a dos mujeres en las mismas posiciones que se representaban a parejas heterosexuales de la misma cultura, por lo que se evidencia que se trata de parejas lesbianas, algunas incluso con niños en brazos.
En la misma línea, el historiador ambateño Pedro Reino Garcés menciona cómo la cerámica Valdivia representa relaciones homosexuales, ya que ese erotismo y sexualidad eran parte de sus ceremonias sagradas. Otros estudios importantes al respecto han sido realizados por el arqueólogo Hugo Benavides.
Por otro lado, y echando manos de crónicas como las de Cieza de León, quien recorrió los territorios de Quito y recogió su historia en época hispana temprana, podemos notar cómo se menciona que entre las culturas manteña y huancavilca existían sacerdotes que formaban una suerte de harenes de hombres jóvenes homosexuales, que tomaban parte en rituales religiosos y, por tanto, de un evidente estatus respetable entre los miembros de sus comunidades.
Cieza también recoge la experiencia de fray Domingo de Santo Tomás, quien estando con lo huancavilcas vio como estos hombres participaban en encuentros carnales con otros hombres, incluso heterosexuales y mantayas o caciques, como un símbolo de santidad y religión. A los cuestionamientos de estos actos, hechos desde su propia moralidad hispana cristianizada, se explicaban como algo natural ya que se creía que estos individuos habían sido colocados en la comunidad por designio divino, razón por la que además desde niños se los protegía y vinculaba a las actividades rituales, vistiéndose y comportándose como mujeres.
El cronista Fernández de Oviedo les da a estos individuos descritos por Cieza el nombre de enchaquirados, pues iban vestidos y adornados con chaquiras, que son cuentas de colores asociadas con lo femenino, y que existen aún a día de hoy en las comunidades huancavilcas de la provincia de Santa Elena. El fraile Reginaldo Lizárraga también habla de esta práctica homosexual entre los chonos, habitantes de la zona interior de la Costa, mencionando que tienen la mala reputación de participar en horrendos vicios de sodomía, evidentemente vistos como vicios para su moralidad cristiana.
Finalmente, según el investigador y profesor estadounidense Michael J. Horswell, incluso se ha registrado que entre la cultura quechua existieron sacerdotes a los que se llamaban kari-warmi, es decir hombre-mujer, cuya labor era mediar entre lo masculino y lo femenino de un universo andino generalmente dualista, transgrediendo desde la vestimenta al usar elementos de ambos géneros, hasta la práctica erótica con otros individuos del mismo sexo en ciertos rituales que convocaban una presencia andrógina a favor del Sol.
Así que, como podemos ver, aquello de la homosexualidad, lesbianismo, transexualismo, bisexualismo, etc, no es realmente algo moderno ni una degeneración de la actualidad, sino que existió desde siempre. Y si nos queremos poner exquisitos, incluyendo las pruebas existentes también en las civilizaciones clásicas de Europa y Oriente Próximo, sería la moralidad religiosa posclásica la que degeneró este aspecto natural de la humanidad.
Fuentes
Primarias
- Cieza de León, Pedro (1553). “Crónica del Perú”, parte Primera.
- Fernández de Oviedo, Gonzalo (1550). "Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra-Firme del Mar Océano, tercera parte". Edición de la Real Academia de Historia (1851-1855), Madrid.
- Lizárraga, Reginaldo (circa 1610). "Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile", publicada en 1908. Instituto Histórico del Perú, Lima.
Bibliográficas
- Benavides, O. Hugo (2002). "The Representation of Guayaquil's Sexual Past. Historicizing The Enchaquirados". Journal of Latin Ameican and Caribbean Anthropology, pp. 68-103.
- Horswell, Michael J. (2005). "Decolonizing the Sodomite: Andean Culture". University of Texas Press.
- Reino Garcés, Pedro (2014). Entrevista en el artículo "La Homosexualidad es un Tabú en Pueblos Indígenas", 16 de mayo. Diario El Comercio, Quito.
- Ugalde, María Fernanda (2017). "De siamesas y matrimonios: tras la simbología del género y la identidad sexual en la iconografía de las culturas precolombinas de la costa ecuatoriana". Catálgo de la muestra Trans: diversidad de identidades y roles de género, pp. 108-114. Museo de América, Madrid.
- Ugalde, María Fernanda (2019). “Arqueología bajo la lupa queer, una apuesta por la multivocalidad”, en la revista Arqueología Pública. Universidad de Sao Paulo, Sao Paulo.