Guayaquil: una fundación accidentada


El 25 de julio de cada año el Municipio guayaquileño celebra la sesión solemne por el aniversario de fundación hispana de la ciudad. Sin embargo, esta es una fecha a la que se llegó de manera antojadiza y sin ningún respaldo histórico recién en el año 1966, pues únicamente corresponde al santoral católico de Santiago Apóstol y, por tanto, se pensó que era un vínculo adecuado con el nombre oficial de Santiago de Guayaquil. Sin embargo, esta decisión puede explicarse por el accidentado proceso de creación y asentamiento que tuvo esta urbe ecuatoriana, probablemente la más extensa y complicada de la temprana América española, que llevó a los historiadores de mediados del siglo XX a no estar de acuerdo en una fecha exacta para conmemorar el hecho.

Y es que según planteó ya en la década de 1950 el historiador Miguel Aspiazu Carbo, y que ha sido corroborada también a posteriori por Dora León Borja, Julio Estrada Icaza, José Antonio Gómez, entre otros, la fundación de Santiago, que sería el nombre real de la ciudad como el de Quito es solo San Francisco, corresponde a la misma de Santiago de Quito llevada a cabo el 15 de agosto de 1534 a orillas de la Laguna de Colta. Para ello se basa precisamente en la permanencia del nombre "Santiago" y un análisis conciente del texto original del Acta fundacional, recogida en el Libro Primero de Cabildos que se encuentra en el Archivo Metropolitano de Historia de la ciudad de Quito.

Este texto reza:
"(...) por tanto quel (Diego de Almagro) en nombre de su magestad e del dicho (señor) governador Francisco Picarro en su rreal nombre e por virtud de los pod(eres) que de su señorya thiene como su thenyente de governador y de capitan general (fun)daba e fundo vn pueblo el qual en el dicho nonbre  puso por nonbre cibdad de (San)tiago de Quyto la cual dixa fundacion dijo que hazía e hizo en este pueblo de rryo banba donde el presente está con tal condición (e) aditamento quel dicho señor gobernador lo apruebe e que paresciendole (a) su señorya quel dicho pueblo se debe mudar a otra parte con el en su nombre (se) pueda mudar por queal presente a sabea de ser la tyerra nueva mente (con)quystada e andar acabandola de pacificar no se a visto ni thyene (es)piryencia de los sytios donde myjor pueda estar el dicho pueb(lo) en lo que toca al seruycio de su magestad e a la conversyon de los naturales byen e pro de los vezinos e moradores que en la dicha cibdad se avecinda(ren) e poblaren e andando el tiempo podria aver espyriencia de (todo e) aquel dicho se muda se en otro cabo myjor e que mas convenga e donde sepa aya myjorlas calydades que se rrequieren para fundacin de pueblo e poblacion."

Entonces, tal como planteó Aspiazu, resulta evidente que ya en el mismo momento de la fundación de Santiago que podía ser trasladada a una mejor ubicación si se veía necesario. Así mismo, hace incapié en notar que el término "Quito" se refiere a la totalidad territorial de la provincia conquistada al norte del Tawantinsuyu, que años después formaría la Presidencia y Real Audiencia de Quito, analizando para ello otros textos posteriores como los del descubrimiento del Río de Quito, que después tomaría el nombre de Amazonas, evidenciando que la palabra no se aplicaba únicamente a la ciudad quiteña actual.

Y aclarado este punto, ya podemos asegurar que a la actual Guayquil le sucede lo mismo que a Quito, pues ambas ciudades festejan sus fiestas de fundación española en fechas distintas a la realidad histórica comprobada en las últimas décadas. En el caso de Guayaquil se hace en un santoral católico coincidente con su nombre, y en el de Quito el día del asentamiento y posesión de autoridades del Cabildo, cuando se deberían celebrar respectivamente el 15 y 28 de agosto.

Con respecto a la ciudad de Santiago, Almagro encargó a Sebastián de Belalcázar ubicarla en la planicie costera para asegurar el control de la región y dotar de un puerto a la provincia, por lo que debía hacerse junto a un río navegable, empezando con esta orden su peregrinar de casi cuiatro años hasta el sitio actual. A finales de 1535 el lugar escogido fue el estero de Dimas, entre las actuales Babahoyo y Pimocha, estableciéndola con el nombre de Santiago del Río Amay, pero el precario poblado fue atacado y quemado en enero de 1536 por los indígenas chonos.

Posteriormente, en marzo de ese mismo año Pizarro nombró al capitán Hernando de Zaera para restablecer la ciudad, esta vez se escogería la planicie de Chaday, a orillas del río Yaguachi, cerca de su desembocadura en el Babahoyo. Sin embargo, como Zaera se ausentó para ir a combatir la rebelión de Manco Inca, este poblado también fue efímero por la hostilidad de los chonos.

El tercer asentamiento tuvo lugar en 1537 con el nombre de Santiago de Daule, a orillas del río homónimo, por parte de Francisco de Orellana. Pero la rivalidad entre Pizarro y Almagro hizo que el primero le pidiera a Orellana que reubique la ciudad por seguridad, lo que cumple moviéndola hacia el sitio de Chilintomo o La Culata, ubicado en la confluencia de los ríos Daule y Babahoyo. Este dato lo confirman el Acta del 27 de mayo de 1625 del Cabildo de Guayaquil, y una testificación hecha por el contador Juan de Arriola ante la Real Audiencia de Lima.

Poco tiempo después Orellana debió partir en expedición y dejar a cargo a Diego de Urbina, quien ante la constante amenaza de los chonos decide mover la ciudad a tierras wancavilkas, una cultura que les era menos hostil a los españoles y se encontraba al otro lado del río Daule. El lugar, llamado Lominchao, fue bautizado como Cerro Verde y posteriormente Cerro Santa Ana.

Este sería el asiento definitivo de Santiago de Quito, nombre que aparece en un documento del escribano de la Audiencia de Panamá, Sebastián Sánchez de Merlo, correspondiente al 29 de septiembre de 1541, en el que certifica que en dicha ciudad ha sacado una copia autoriazada de una provisión emitida por el Rey en 1540. Aunque hay que aclarar que la urbe no estaría poblado de manera permanente sino hasta 1547, pues se sabe que en aquel año regersaron varios colonos que habían huído a Portoviejo y Boliche por miedo al atque de Pedro de Puelles.

Con respecto al nombre de Guayaquil que se adjuntó progresivamente al de Santiago desde aproximadamente 1539, en años recientes se ha probado que proviene del cacique chono Wayakile, tal como lo señala el investigador Ángel Véliz Mendoza, que se basa a su vez en varios documentos encontrados en las décadas de 1960 y 1970 por la historiadora Dora León en el Archivo General de Indias en Sevilla, mismos que nombran a este líder indígena en documentos hispanos tempranos anteriores a 1543. Lo que explicaría por qué las tierras sobre las que ejercía poder fueron llamadas de Wayakile y, finalmente, provincia de Guayaquil, término que definió geográficamente a Santiago para diferenciarla de otras ciudades de nombre similar en el continente.


Fuentes

Primarias

  • Acta de fundación de Santiago de Quito. Libro Primero de Cabildos. AMHQ.
  • Acta del 27 de mayo de 1625. Cabildo de Guayaquil.
  • Copia autorizada de la Provisión Real otorgada el 19 de septiembre de 1540. Constancia de Sebastián Sánchez de Merlo, escribano de la Real Audiencia de Panamá, el 29 de septiembre de 1541.

Bibliográficas

  • Aspiazu Carbo, Miguel (1955). "Las fundaciones de Santiago de Guayaquil". Guayaquil: Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas.
  • Aspiazu Carbo, Miguel (1970) . "El Acta de fundación de la ciudad de Santiago de Guayaquil (Santiago de la provincia de Quito)", en Cuadernos de Historia y Arqueología, año XX, N°37. Guayaquil: Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas.
  • Estrada Ycaza, Julio (1974). "La fundación de Santiago de Guayaquil". Guayaquil: Archivo Histórico del Guayas.
  • León Borja de Szászdi, Dora (1982). "La doble fundación de Santiago de la Nueva Castilla". Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia.
  • Véliz Mendoza, Ángel (1990). "El cacique Guayaquile: el pueblo y el río de su nombre, culturas de la época a la llegada de los conquistadores españoles". Quito: Fundación Ecuatoriana de Estudios Sociales.

Entradas más populares de este blog

Nazismo en Ecuador

Upano: las ciudades perdidas de la Amazonía

Fioravanti, una de las gaseosas más antiguas del mundo