Isidro Ayora, el presidente que faltaba

Foografía presidencial oficial de Isidro Ayora Cueva.


La Revolución Juliana

Tras la caída del liberalismo radical y el asesinato de Eloy Alfaro Delgado en 1912 ascendió un nuevo orden conocido como liberalismo moderado, nacido de las reformas alfaristas y el aparecimiento de una nueva élite agroexportadora relacionada con el boom cacaotero que experimentaba la Costa del país desde finales del siglo XIX, convirtiendo a un puñado de familias inicialmente comerciantes en grandes terratenientes y, en algunos casos, hasta en banqueros que iban a dominar la política nacional durante las primeras dos décadas del nuevo siglo.

Esta ingerencia de la banca en las decisiones estatales es conocida como plutocracia, y la ejercían mediante los millonarios créditos que otorgaban al Gobierno y el permiso para la emisión de moneda sin control real, lo que creaba gran inestabilidad económica. A esto se sumaban la Revolución Conchista en Esmeraldas, el ataque al cacao de varias plagas como la monilia, y la Primera Guerra Mundial, que generaron una serie de alteraciones sociales y el decenso de la calidad de vida para la mayor parte de la población ecuatoriana. El punto álgido de este descontento social tuvo lugar con la Masacre de Trabajadores sucedida el 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil

En este contexto, el 9 de julio de 1925 un grupo de jóvenes militares decidió asestar un Golpe de Estado para deponer al presidente Gonzalo Fernández de Córdova, apresar al mayor banquero de la época, Francisco Urbina Jado, y a varios generales de la cúpula militar. Crearon una Junta Suprema de Gobierno con la expectativa de reformar el país desde sus cimientos para mejorar la economía y, sobre todo, llevarlo finalmente a la modernidad y el orden.

Dos de estas juntas con miembros civiles, entre los que destacan el industrial quiteño Luis Napoleón Dillon, el abogado de orígenes guayaquileños Francisco Arízaga Luque, el empresario ambateño Humberto Albornoz y el médico y catedrático lojano Isidro Ayora, se sucedieron hasta inicios de 1926, cuando decidieron entregar el poder provisional a Ayora para que gobernara de manera provisional y convocara a una Asamblea Constituyente.

Reformas de las Juntas de Gobierno

El modelo económico que siguieron los Gobiernos de la Revolución Juliana implicó la centralización para el ordenamiento presupuestario, la optimización de los mecanismos aduaneros, el fortalecimiento del sistema tributario, además de reinstalar el patrón oro como respaldo para la emisión de moneda, y se dictaron docenas de leyes, tanto monetarias como fiscales, muchas de índole proteccionista e industrial.

Ya las Juntas de Gobierno predecesoras de la presidencia en solitario de Ayora habían migrado nuevamente la emisión de moneda al patrón oro, lo que permitía estabilizar el tipo de cambio y mantener controlados los precios. Revisaron contratos públicos a todo nivel para encontrar irregularidades, buscaron a los evasores de impuestos, crearon el primer Impuesto sobre la Renta, se anularon otros como a los seguros de vida y marítimos, y tomaron bajo su control la venta de productos como el alcohol y el tabaco, es decir los Estancos.

El 9 de octubre de 1925, y por idea de Luis Napoleón Dillon, se emitió el decreto de creación de la Caja Central de Emisión y Amortización como una entidad anónima con el derecho de emitir billetes durante 50 años, de esta manera el Estado evitaba tener ingerencia sobre las decisiones de esa entidad.

La principal preocupación del Gobierno en el campo social era mejorar las condiciones de los obreros e indígenas, para lo que se creó el Ministero de Previsión Social, hoy conocido como de Inclusión Económica y Social, acompañado de varias campañas de salubridad pública e higiene. Se inició con la cedulación y el uso de la huella digital. Así mismo, se dio prioridad a la educación pública, convirtiendo por primera vez la instrucción primaria en obligatroria y reformando la superior.  

¿Quién era Ayora?

Isidro Ayora Cueva había nacido en la ciudad de Loja el 31 de agosto de 1879, realizando sus estudios básicos en la Escuela de La Salle y el Colegio Bernardo Valdivieso de la misma ciudad. Posteriormente se trasladó a Quito para cursar la carrera de medicina en la Universidad Central del Ecuador, de donde se recibió a los 26 años de edad para, con la ayuda de un pariente, obtener una beca para estudiar un posgrado en Obstetricia en Alemania, algo muy poco común en aquella época.

Regresó a Quito en 1918 para crar la Escuela de Enfermeras, y al año siguiente abrió su propio negocio con la Clínica Quirúrgica, que más tarde tomaría el nombre de Clínica Ayora, y se convirtió en uno de los más respetados médicos del país. Comenzó a dar clases de Obstetricia en la Universidad Central, donde alcanzó el decanato de la carrera de Medicina, y en 1920 fue designado director de la Maternidad que funcionaba en el centro histórico. Ayora intrdujo al país el uso de las historias clínicas para un mejor entendimiento de los males y el tratamiento del paciente, así mismo ordenó la construcción de salas de parto de tipo quirúrgico, estableció la responsabilidad del obstetra y la partera sbore la vida de la madre y el niño, y sobre todo se preocupó de formar a los primeros médicos obstetras del Ecuador.

En 1924 fue designado presidente de la Cruz Roja Ecuatoriana, estableció la primera Casa Cuna de la capital y fue nombrado director del Hospital San Juan de Dios. Ese mismo año inició su participación política cuando fue electo concejal de Quito y presidente del Concejo, equivalente a Alcalde, preocupándose de canalización y dotación del agua potable, instalación de servicios higiénicos y lavanderías, época de la que datan los primeros elogios como un hombre trabajador, patriota y progresista.

Ayora se desempeñaba como rector de la Universidad Central del Ecuador cuando fue llamado a formar parte de la Segunda Junta de Gobierno de la Revolución Juliana a inicios de 1926, de la que aceptó formar parte únicamente si se expedían dos leyes de asistencia y salud pública que no habían sido tomadas en cuenta por el anterior Congreso. Esta segunda Junta, en la que Ayora se encargó del área de Previsión Social, trabajo y agricultura, no gobernaría ni tres meses, cuando se disolvió el 31 de marzo debido al marcado intervencionismo del Ejército que les había puesto en el poder en un inicio. La crisis fue paliada con el nombramiento de Ayora como única persona al frente del Gobierno con el título de Presidente provisional y poderes omnímodos.

Según palabras del mismo Ayora, fue notificado de la decisión que habían tomado las Fuerzas Armadas por un oficial que llegó a media noche hasta su casa, dudando inicialmente de estar en la capacidad de dirigir la nación y convencido de que si lo hacía debería luchas contra las presiones de los grupos de poder que lo habrían llevado allí, fue animado por su esposa de que era su deber ciudadano ayudar al país en tales momentos de crisis, y así lo hizo. Al día siguiente renunció al rectorado y aceptó la Primera Magistrartura pero, siguiendo el consejo de su esposa, bajo la condición de que los militares no intervengan en el Gobierno.

Ayora asumió como presidente provisional el 2 de abril de 1926, y su ascenso representó una solución a las tensiones entre las corrientes reformistas radicales serranas y los grupos de poder vinculados a la actividad comercial y financiera guayaquileña, sustentado en una fusión de políticos con una visión unitaria nacional y unas Fuerzas Armadas que se consideraban a sí mismas como custodias del proceso de transformación y modernización surgido con la Revolución Juliana.

Reformas del Gobierno de Ayora

La política reformadora de Ayora se evidencia en el manejo adecuado de los pocos recursos con los que contaba el Estado en aquella época, así como en la búsqueda de expertos en los diferentes ámbitos que él mismo desconocía, para así guiar la senda de la nación por el mejor camino posible. Así mismo destacó por ser el pionero de la incorporación de la mujer a las altas esferas del Gobierno, nombrando a Hipatia Cárdenas como Consejera de Estado.

El 16 de octubre de 1926 Ayora recibió al afamado economista estadounidense Edwin W. Kemmerer y su grupo de trabajo, que asesorarían al Gobierno en materia jurídico-económica para la reestructuración del sistema monetario y bancario. Propusieron la creación de instituciones de control como el mismo Banco Central ideado anteriormente por Dillon como Caja Central de Emisión y Amortización; la Superintendencia de Bancos, para evitar las malas prácticas de estas entidades y algunos de sus depositantes, así como la limitación de su capacidad de crédito de acuerdo a su liquidez y solvencia; la Contraloría General, encargada de reunir información estadística y contable de todas las instituciones públicas, para así elaborar más efectivamente los presupuestos del Estado; y la Comisión Aduanera para controlar mucho mejor la entrada y salida de mercadería del país, evitando asi la evasión de impuestos.

El 10 de agosto de 1927 entra oficialmente en funcionamiento el Banco Central del Ecuador, dirigido por Neptalí Bonifaz, organismo encargado de la emisión monetaria exclusiva y controlada, que absorbió la Caja Central y las reservas de oro de los bancos privados, encargada además de establecer la paridad cambiaria que inició con 5 sucres por cada dólar. Se acuñaron monedas de 1 sucre que fueron llamadas popularmente ayoras, mientras que la fraccionaria de 50 centavos recibió el apodo de Laurita, en honor a la Primera Dama.

Se fundó la Inspección General del Trabajo, la Junta Consultiva del Trabajo y el Ministerio de Previsión Social para resolver los conflictos entre empleados y empleadores, pago de salarios justos y atención de salud. Además se crearon leyes como las de contrato individual, jornada máxima y descanso dominical, trabajo de mujeres y de menores, protección de maternidad, desahucio, accidentes y procesamiento de las acciones provenientes del trabajo.

Pero quizá la más trascendental de las instituciones creadas en el Gobierno de Ayora fue la Caja de Pensiones para otorgar una pensión jubilar a empleados públicos y bancarios sobre la base de un ahorro controlado de los mismos, y que después se uniría con la Caja del Seguro de Empleados Privados y Obreros para transformarse en el actual Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Se fundó el Banco Hipotecario para otorgar créditos a los emprendedores ecuatorianos, sobre todo en el sector agrícola, predecesor del actual Banco Nacional de Fomento. También se creó el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para poder sostener de mejor manera las arcas del Estado, el Instituto Geográfico Militar, la Procuradoría General de la Nación, las direcciones de Tesoro e Ingresos, la Comisión Permanente de Presupuesto y la Dirección de Suministros del Estado.

Construyó una amplia red de escuelas para hacer efectiva la educación obligatoria y gratuita, emprendió la ardua labor de desarrollar el primer plan de construcción de carreteras a gran escala para los automóviles que hacían su aparición masiva en el país.

Todos estos cambios ayudaron a fortalecer la naciente clase media, que se trasladaba a las grandes ciudades en busca de mejores condiciones de vida.

Asamblea Constituyente

El 9 de julio de 1928 se convocó a una Asamblea Constituyente, misma que entró en funcionamiento el 9 de diciembre de 1928 y nombró presidente interino al mismo Ayora. La nueva Constitución salida de este cuerpo legislativo reconoció por primera vez muchos derechos que hoy consideramos básicos de la democracia, como el sufragio de las mujeres, la elección popular directa, el hábeas-corpus, limitación a la gran propiedad agrícola, igualdad de los hijos ilegítimos, representación de las minorías políticas, entre muchas otras.

Sin embargo, en su búsqueda de equilibrar el control interinstitucional, la nueva carta magna debilitó la hasta entonces figura casi autocrática del Presidente de la República y la dejó a merced del Congreso, que podía emitir votos de censura a los ministros de Estado, lo cual sería una de las causas de la caída de Ayora como veremos más adelante.

La Carta Magna fue oficialmente expedida el 26 de marzo de 1929, nombrando nuevamente a Ayora como presidente, pero esta vez constitucional para que continuara con su fructífera labor al frente del país.

Caída

Sin embrago todos estos aspectos positivos, el ayorismo también se caracterizó por su mano dura con detractores y enemigos, castigánolos con clausuras, multas, cárcel y hasta la deportación, sobre todo con los líderes de los movimientos obreros de tintes comunistas que intentaban manipular la opinión pública para crear caos. Y aunque inicialmente el Presidente mantuvo una figura mayoritariamente positiva en el Legislativo, su popularidad frente a la opinión pública, sobre todo de la élite, fue disminuyendo con el tiempo.

A partir de 1929 se combinaron dos aspectos que comenzarían a mermar la opinión pública favorable que había conseguido el reformismo juliano: las tensiones institucionales crecientes causadas por las reformas que buscaban el control de los diferentes poderes del Estado, y la situación económica en deterioro tras la crisis mundial provocada por la caída de la Bolsa neoyorkina, que causó la estrepitosa caída de las exportaciones que sostenían la economía nacional como el cacao, ya golpeado por las plagas.

A todo esto se sumaba que el sistema monetario de convertibilidad en torno al patrón oro, que exigía un fuerte control sobre la emisión de divisas mediante el Banco Central, generó una importante escasez de dinero circulante y la fuga de capitales, que en conjunto con la caída de precios de la materia prima en el mercado mundial, causaron uno de los más importantes fenómenos de deflación y escasez de crédito de la historia nacional.

Para paliar esta situación el Gobierno apostó por la conseción del estanco nacional sobre los fósforos, es decir el monopolio de este bien básico para la época, por 25 años a la Compañía Sueca de Fósforos a cambio de dos millones de dólares en crédito, con los que se creó y capitalizó el Banco Hipotecario para que a su vez el Estado pudiese otorgar créditos a los emprendedores ecuatorianos, sobre todo del sector agrícola. Este acuerdo generó que se cerrara la Compañía Nacional de Fósforos, se retirara la existencia del producto en todo el país y se comenzaran a vender al doble los nuevos, provocando uno de los más duros golpes de crítica que debió soportar el ayorismo.

En cuanto a las tensiones institucionales, en un inicio estas se hicieron evidentes sobre todo entre los miembros de las nuevas entidades creadas, que tenían asesores norteamericanos expertos y recomendados por la Misión Kemmerer, junto a directores nacionales con obvios intereses personales. La diferencia de opiniones entre el tecnicismo y la política empezaron a resquebrajar el orden instituido con tanto esfuerzo. Para las elecciones de la Asamblea Constituyente de 1929 aparecieron las primeras denuncias de fraude electoral, y desde entonces las relaciones entre el Congreso y el Ejecutivo comenzaron a deteriorarse, llegando a su cénit en 1930 con la interpelación al minsitro del interior Julio Enrique Moreno.

Esto provocó que el 29 de septiembre Ayora presentara su renuncia irrevocable a la Presidencia, pero la misma fue rechazada por la mayoría del Congreso y la opinión de las Fuerzas Armadas, por lo que se mantuvo en el poder pero con una debilidad evidenciada. Lo que siguió fueron varios levantamientos estudiantiles y campesinos aupados por los nacientes proto-partidos socialista y comunista. Así mismo comenzó a aparecer una facción de la tropa militar que mostraba descontento con los nombramientos dentro de varios batallones, como el de Zapadores Chimborazo en la ciudad de Quito.

La noche del 23 de agosto de 1931 el mismo Batallón Chimborazo tomó como prisioneros en su cuartel de San Juan al nuevo comandante que le habían designado y al general Luis Telmo Paz y Miño, pieza fundamental de la Revolución Juliana. En cuanto esto se supo entre los quiteños, algunos grupos ciudadanos encabezados por militares retirados se concentraron en los alrededores para apoyarlos. A la mañana siguiente, al conocer de la manifestación, así como del obvio resquebrajamiento dentro de las Fuerzas Armadas, Ayora presentó su segunda y definitiva renuncia irrevocable a la Presidencia, siendo sucedido por su ministro del Interior, el coronel Luis Larrea Alba, quien igualmente debió renunciar poco después, dando fin así al periodo conocido como Revolución Juliana o Ayorismo.

Vida post presidencial

Decepcionado de la política ecuatoriana, Ayora volvió a su práctica profesional. En 1940 fue designado miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores, y dos años después adquirió la Hacienda San Antonio de Uyumbicho, donde se dedicó también a la ganadería, labor por la que fue nombrado primer presidente de la Asociación Holstein-Fresian (después Asociación de Ganaderos).

En 1946 su hija mayor le pidió que vaya a vivir con ella y su esposo estadounidense en la ciudad de Los Ángeles, donde trabajaba como ejecutiva del ramo de la televisión. Se trasladó con su esposa Laura y su hijo José María, pues el tercero, también llamado Isidro, se había casado y decidió permanecer en Quito. Allí vivió una vida sencilla y apacible, dedicado a la jardinería en su casa de la avenida North Van Hesse, en Hollywood.

En 1951 el presidente ecuatoriano Galo Plaza Lasso le rindió un homenaje, y al año siguiente recibió una carta en la que le pedían que corriera una vez más por la Presidencia, pero declinó la propuesta. En 1953 regresó a Quito y reasumió su ejercicio profesional en la Clínica Ayora, En 1955 la Universidad de Berlín le otorgó un título Honoris Causa, mientras que en 1957 fue nombrado nuevamente director de la Maternidad que varios años después llevaría muy adecuadamente su nombre, cargo que desempeñó hasta 1960.

Posteriormente se dedicó a su vida privada y familiar hasta su fallecimiento el 22 de marzo de 1978, cuando tenía 98 años de edad..


 Fuentes

  • Avilés Pino, Efrén. "Dr. Isidro Ayora". Enciclopedia del Ecuador (web).
  • Castillo, José Gabriel; Coello, Jaime; Jurado, Fernando (2004). "Economía en el Gobierno de Isidro Ayora". Boletín del Taller de Historia Económica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, año 6, número 1.
  • Isidro Ayora, médico y gobernante progresista (15 de diciembre de 2018). Diario El Comercio.
  • López Baquero, Patricio (2011). "Ecos de Revuelta. Cambio social y violencia política en Quito (1931-1932)". Ediciones Abya-Yala.
  • Maldonado, Juan Lorenzo; Proaño, Felipe (2004). "Economía en el período de las Juntas Julianas". Boletín del Taller de Historia Económica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, año 6, número 1.
  • Naranjo Salas, Wagner; Herrera Mora, Alejandra (2019). "Factores de vulnerabilidad en la Guerra de los Cuatro Días asociados a la descalificación presidencial de Neptalí Bonifaz Ascázubi". Revista de Investigación Académica ITSCRE, volumen 3 (2), pp. 39-48.
  • Noboa Flores, Enrique (2018). "Discurso de incorporación: el pensamiento médico y filosófico de Isidro Ayora Cueva y su papel en el surgimiento de la escuela obstétrica quiteña". Boletín de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, volumen 96, número 200.
  • Paz y Miño Cepeda, Juan J. (2002). "Revolución Juliana. Nación, Ejército y bancocracia". Ediciones Abya-Yala.
  • Pérez Pimentel, Rodolfo. "Ayora Cueva Isidro". Diccionario Biográfico del Ecuador (web).

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