Chonos: la gran cultura precolombina del interior de la Costa ecuatoriana
En la cronología académica moderna, los chonos existieron entre los años 500 a 1527 de nuestra era, cuando inicia la época virreinal con la invasión de los hispanos y la occidentalización de los sistemas precolombinos. Por lo que convivieron al mismo tiempo con otras culturas costeras como los tacamez, paches o manteños, jama-cuake, wankavilkas y túmbes; así como los serranos pueblos puruwáes, panzaleos, carankis, pastos, paltas y kañaris.
Nombre
El nombre de chonos fue registrado en las primeras crónicas españolas del siglo XVI, como las de Cabello Valboa, quienes muy probablemente lo escucharon de los incas, pues la teoría más aceptada de su significado sería que proviene de la lengua yumbo, parte de la familia barbacoana y emparentada con el actual tsafiki, y significaría "perro". Esto lo convertiría en un calificativo despectivo que quizá se ganaron por nunca haber sido realmente conquistados por las tropas quechuas, pese a que se sabe que sí pagaban tributos anuales a los invasores.
Al respecto de este nombre, que es el más aceptado en el ámbito académico contemporáneo, algunos expertos creen que las lenguas barbacoanas que se hablaban originalmente en el territorio, y entre las que aún podemos recurrir al tsafiki o chapalaa para darnos una idea, no poseían un sonido similar a la CH hispana, sino que más bien se acercaba al sonido que pronunciamos al unir las letras S y H, por lo que sugieren que la palabra debería pronunciarse y escribirse como xonos o xunus.
Sin embargo, el término chonos no es el único registrado por la historiografía, pues también se los ha encontrado en documentación de la época de conquista hispana como daulis o daules, aunque este podría haber sido identificativo de un grupo geográfico particular dentro de esta misma cultura. Así mismo, también se la llama Cultura Milagro-Quevedo, que es el nombre dado en el siglo XX por Emilio Estrada Ycaza al tipo de cerámica encontrada a lo largo del territorio entre las poblaciones de Milagro al sur y Quevedo al norte. Y finalmente, a inicios del sigo XX el alemán Otto von Buchwald les dio también el nombre de Cultura Las Tolas, por la gran cantidad de estas construcciones que encontró.
Territorio
Su territorio se encontraba en un punto medio entre las regiones del Litoral y la Sierra, es decir en la planicie flanqueada por las estribaciones de la Cordillera de los Andes al oriente y las cadenas montañosas costaneras al occidente, especialmente cercanos a las cuencas fluviales de los actuales ríos Daule, Babahoyo y Guayas. Ocupando entonces casi la totalidad de las actuales provincias de Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos, Guayas y partes de las de Esmeraldas, Manabí, El Oro, Bolívar, Cañar, Azuay, Pichincha e Imbabura.
Su territorio fue uno de los más grandes en términos geográficos, aunque se debe decir que no poseían precisamente una organización muy sofisticada. Los cronistas Alonso de Arce y Girolamo Benzoni dejan ver que el mismo se dividía en una surte de parcialidades, nombrando entre otras a Mopelitos, Yaguachi (Yaguachi Viejo), Chanduy (Yaguachi Nuevo), Payo (Pedro J. Montero), Belín (Milagro), Baba, Pucheri, Macul, Guare, Quilintomo (Chilintomo), Daule, Chonana (Santa Lucía), Rancho o Sauco, Pimocha, Babahoyo, Mayán.
Según Benzoni muchos de sus centros urbanos más poblados habrían estado a las riveras del río Chiono o Chono, hoy conocido como Yaguachi. De hecho, uno de los principales cacicazgos de esta cultura se encontraba precisamente en esa misma región, y que de acuerdo a documentos encontrados en la década de 1970 por la historiadora Dora León en el Archivo General de Indias de Sevilla, fue el dirigido por Guayaquile, líder chono por el que se dio nombre a la ciudad de Santiago de Guayaquil y a una antigua forma de llamar al actual río Bulu Bulu, que originalmente fue registrado por los hispanos como río de Guayaquile.
Al respecto existió evidencia arqueológica de 60 tolas chonas encontradas por Julio Viteri Gamboa en 1975, gracias a la que se estableció la existencia de un importante centro urbano en la Hacienda Jerusalén del km 21 de la vía Durán-Boliche, mismas que lamentablemente fueron destruidas en 1978 y que pudieron ser parte del sitio original del cacicazgo de Guayaquile. Igualmente, entre 1999 y 2001 el arqueólogo Marco Suárez encontró evidencia de ocupación chona en la zona sur del cerro Santa Ana, evidenciando que la ciudad de Guayaquil está sobre territorio de esta cultura, y no de la wankavilka como se creía en el pasado sin pruebas arqueológicas.
Organización y economía
No existe evidencia de una estructura política compacta entre los cacicazgos chonos, sin embargo sí la hay de una uniformidad cultural y económica, sobre todo en el ámbito del comercio, que se realizaba usando como monedas de intercambio a la concha spondyllus o pequeñas hachas de cobre sin puntas.
Se sabe que las finas pieles usadas por la élite incaica provenían de los tributos anuales que pagaban los chonos, por lo que no se descarta que éstas hayan sido un producto suntuario de éxito comercial. Así mismo, se tiene constancia arqueológica de que se trataba de hábiles orfebres que trabajaban especialmente el oro, la plata y el cobre.
El trabajo no estaba reglamentado por sexos, y de hecho las mujeres podían ejercer poder y poseían derechos. Por otro lado, se sabe que tenían muchos enfrentamientos con los wankavilkas y punáes, por lo que es muy probable que se uniesen para la guerra como hacían las culturas de la Sierra, a las que servían de eslabón comercial con los manteños y su preciado producto de la Spondyllus.
Su dieta estaba basada en el maíz, la yuca, el camote y los fríjoles, así como en pescados de río y algunas aves que cazaban. Se han encontrado además indicios de frutos, leguminosas y animales de otras regiones, explicados precisamente por su papel como comerciantes entre regiones.
Sociedad
Varios cronistas describen la apariencia de los chonos, coincidiendo sobre todo en que su tono de piel era más oscuro que el de los wankavilkas, y en su característico peinado alto con el capote trasquilado (cuello alto). También mencionan que solían adornarse hasta con media docena de aretes en cada una de sus dos orejas, así como que pintaban sus rostros con líneas rectas y dibujos geométricos. Todo esto nos lleva a imaginar que se veían muy similares a los actuales tsáchilas.
Su vestimenta era de telas de algodón, que hilaban y tejían ellos mismos con agujas de cobre, usando principalmente camisas sin mangas que les llegaban hasta las rodillas y teñían con colorantes vegetales, auqnue también llevaban ponchos, chales y gorros para el sol. En cuanto a las prendas ceremoniales, los chonos llevaban entretejidos hilos de oro y plata, así como decoraciones de mullus de concha spondyllus, y los jefes se adornaban además con narigueras, aretes en los labios y oro en la dentadura.
Sobre la homosexualidad, Lizárraga describe que era una práctica completamente aceptada entre los chonos, tal como hemos visto que lo fue en varias de las sociedades precolombinas que ocuparon el territorio del actual Ecuador. Así mismo, describe a los miembros de esta cultura como guerreros expertos en el uso del arco y la flecha, y no tan políticos como sus vecinos wankavilkas.
Como ocupantes de un vasto territorio cubierto de ríos navegables, los chonos fueron grandes constructores de barcas fluviales, para las que usaban la misma tecnología y materialidad del palo de balsa que empleaban los manteños y wancavilkas. En cuanto a su cerámica, esta se caracterizaba por estructuras de trípode y decoradas con bandas rojas tipo negativo, así como aplicaciones en relieve de personas y animales como serpientes, lechuzas, monos, ranas y otros anfibios propios de la región interior de la Costa.
La ritualidad alrededor de la muerte tiene su máxima expresión en la arquitectura de las tolas, montículos de tierra que se han encontrado en casi todas las regiones del territorio chono, siendo las más grandes de casi 30 metros de altura y 100 de diámetro, con la particularidad de estar alineadas casi siempre hacia el occidente. Aunque el cronista Pedro Cieza de León cree equivocadamente que los chonos son también wankavilkas, describe el uso de estas tolas como una sepultura de los líderes en donde los enterraban con mujeres vivas, armas y otras pertenencias.
En cuanto a ciencia e ingeniería, los chonos sabían contar hasta el número 30 y medían el tiempo con un calendario lunar. Construían camellones para plantar sus productos y así evitar las inundaciones causadas por la estación lluviosa, mismo principio que usaban para las plataformas sobre las que construían sus viviendas, que eran de madera y techo a dos aguas.
Origen e idioma
El arqueólogo Emilio Estrada Ycaza y otros profesionales contemporáneos como el antropólogo y lingüista Jorge Gómez Rendón plantean que los chonos son ancestros directos de los actuales tsáchilas y cayapas, por lo que su lengua habría sido muy parecida a los aún existentes tsafiki o chapalaa, y, por tanto, parte del tronco lingüistico barbacoano como las de la Sierra centro y norte.
Entonces, los nombres de muchos asentamientos que persisten hasta el día de hoy en la región interior de la Costa, vendrían de la lengua chona y sus variantes dialectales regionales, como Yaguachi, Taura, Daule, Quinindé, Cayapa, Toachi, Mindo, la más que obvia Chone, e incluso Guayaquil como hemos visto anteriormente.
Sin embargo, otros expertos creen que los chonos fueron de origen omagua amazónico y estarían emparentados con los chimbus de la Sierra, mientras que los tsáchilas serían de origen barbacoano, aunque sí pudieron adquirir varios de los rasgos culturales de los primeros.
Población
Según estimaciones de Linda A. Newson, a la llegada de los españoles la población chona habría estado alrededor de los 315.000 habitantes, distribuidos de manera muy dispersa por toda la región de las cuencas fluviales del interior de la Costa entre el sur de Esmeraldas y el norte de El Oro.
Ya a inicios de la época hispana, y debido a las políticas de las reducciones de indios que trasladaban forzosamente los grupos de acuerdo a las necesidades de las nuevas autoridades, tenemos por ejemplo que en 1571 los habitantes del poblado de Guayaquile habían sido trasladados a Yaguachi. Así mismo, y según cuentas de fray Tomás de Torres, el principal centro urbano de los chonos contaba con 25.000 habitantes y se encontraba en el antiguo asiento de Daule, a orillas del entonces río Amay, después llamado río Grande, y que actualmente corresponde a los ríos Babahoyo y Guayas.
Lizárraga señala que para inicios del siglo XVII los chonos compartían como habitantes de la región de Guayaquil con los wancavilkas, sin embargo la reducción de su población venía sucediendo desde el siglo XVI, debido a las enfermedades llegadas por el puerto de Guayaquil, la aculturación especialmente de los habitantes de las zonas de Yaguachi y Daule, y el repliegue hacia la zona selvática de Esmeraldas para huir de las leyes españolas.
Entonces, y como ejemplo final de esta transformación, podemos ver cómo el cacicazgo dirigido por un clan registrado a inicios de la época hispana como Cayche ha evolucionado, a día de hoy, en un apellido común de la cuenca del río Daule, donde se encontraba el área de influencia del mismo.
Referencias
Documentales
- Benzoni Girolamo (1565). Historia del Nuevo Mundo, en tres libros, publicado en Venecia.
- Cabello Valboa, Miguel (1576-1586). Miscelánea Antártica, publicado por el Instituto de Etnología y Arqueología de la Universidad Mayor de San Marcos (1951).
- Cieza de León, Pedro (1553). Crónica del Perú, primera parte.
- Lizárraga, Reginaldo de (1604). Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, publicado en Revista del Instituto Histórico del Perú (1908).
Bibliográficas
- Espinoza Soriano, Waldemar (1981). "El reino de los Chono al este de Guayaquil (siglos XV -XVII). El testimonio de la arqueología y la etnohistoria". Lima: Revista Historia y Cultura, N°13-14.
- Estrada Ycaza, Emilio (1957). Últimas civilizaciones pre-históricas de la cuenca del río Guayas. Guayaquil: Archivo Histórico del Guayas (1979).
- García, Alexander (25 de julio de 2017). Los chonos habitaron el Guayaquil ancestral. Quito: Diario El Comercio.
- Gómez Rendón, Jorge (2015). "Los Colorados: etnohistoria y toponimia". Quito: Comité de Investigaciones de la Universidad Andina Simón Bolívar.
- Hidalgo, Ángel Emilio (19 de abril de 2015). Los Chonos, antiguos habitantes de la cuenca del Guayas. Guayaquil: Diario El Telégrafo
- Véliz Mendoza, Ángel (1990). "El cacique Guayaquile: el pueblo y el río de su nombre, culturas de la época a la llegada de los españoles". Quito: Fundación Ecuatoriana de Estudios Sociales.