Introducción del Árbol de Navidad a Ecuador

Árbol de Navidad de luz en la Plaza de San Francisco, Quito - 2020 (Quito Informa).


¿Sabías que el Árbol de Navidad es una costumbre introducida al Ecuador por migrantes? Sí, hablemos de la historia de cómo este símbolo que actualmente es tan tradicional e infaltable en todas las casas de nuestro país durante la temporada decembrina, llegó gracias a un grupo de extranjeros hace no más de un siglo.

Pero para abordar este curioso dato vamos a empezar desde la raíz misma de la tradición. Y es que el proto-origen del actual Árbol de Navidad se sitúa en la actual Alemania durante la primera mitad del siglo VIII (8), cuando los primeros cristianos que llegarona evangelizar estas tierras se encontraron con que sus habitantes rendían culto a Freyr, el dios del Sol, y que coincidencialmente le celebraban con un árbol cerca de las festividades cristianas de la Navidad, mismo que durante el invierno permanecía seco y era una representación de Ygdrassil, el árbol de la vida presente en la mitología nórdica.

La tradición cristiana cuenta que cuando San Bonifacio llegó a dichas tierras para evangelizarlas, cortó arbitraria e irrespetuosamente uno de estos árboles y plantó en su lugar un pino, variedad que permanecía verde durante todo el invierno y simbolizaba el amor perenne del nuevo Dios, sincretizando la tradición germana con la cristiana.

Y aunque de la historia anterior nace el origen del Árbol de Navidad, los primeros indicios de que ya lucía como lo conocemos en la actualidad es recién del año 1605, también en Alemania. Posteriormente entró a Finlandia en 1800, y finalmente a Inglaterra en 1841, llegando a este último de la mano del príncipe Alberto de Sajonia, esposo de la famosísima reina Victoria. Y a partir de las postales navideñas de la familia real británica alrededor del árbol que se distribuyeron también en Estados Unidos y Norteamérica, pasó lentamente a Estados Unidos y Canadá hasta convertirse en una moda de la temporada.

En Latinoamérica, en cambio, se registra que el primer Árbol de Navidad podría ser el colocado  en el Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México, siendo una introducción llevada a cabo en el año 1864 durante la época del Segundo Imperio Mexicano, por los monarcas de orígen centro-europeo Maximiliano I de Habsburgo y su esposa Carlota. En cuanto a la poco aceptada hipótesis de que podría ser una costumbre llegada a este continente desde España en la época virreinal, la verdad resulta imposible, ya que el primero que se colocó en ese país fue recién en el año 1869, por pedido de la princesa rusa Sofía Troubetzkoy, casada con un noble español.

Y así es como llegamos a nuestro país, en donde por simple lógica esta costumbre podría haber aparecido esporádicamente desde finales del siglo XIX o inicios del XX con algunos viajeros europeos acostumbrados a colocarlo, aunque no hay documentación ni relatos al respecto. Sin embargo, es durante la época de las dos Guerras Mundiales, especialmente tras la Segunda a mediados del siglo pasado, que muchos migrantes centroeuropeos llegaron al país con esta tradición navideña muy arraigada y comenzaron a practicarla. 

Inicialmente los árboles navideños de nuestro país, en donde no crecían especies como el pino que se usaba en Europa, se hacían con una rama gruesa y sin hojas para simular un tronco en la parte central, y luego se le clavaban ingeniosamente ramas verdes de diferentes árboles alrededor; es decir que no era un árbol realmente natural, sino más parecido a los artificiales armables de la actualidad. Pero a partir de la década de 1970 se comenzó a extender la costumre de sembrar pinos para ser vendidos durante la temporada.

Esta historia, sumada a la popularización de la cultura estadounidense y sus símbolos navideños mediante la televisión y el cine en las décadas de 1960 y 1970, crearon el compañero perfecto para los famosos pesebres o nacimientos que se colocaban por estas tierras equinocciales desde la época virreinal, y que es una costumbre medieval italiana extendida por los franciscanos alrededor de todo el mundo cristiano.

Y es así como el Árbol de Navidad entró en nuestras vidas gracias a los migrantes, convirtiendose con el tiempo en algo que todos consideramos como una tradición familiar de cada Diciembre, pero que tiene un origen mucho más sincrético y universal de lo que seguro creías.

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