Upano: las ciudades perdidas de la Amazonía
Complejo Urbano del sitio llamado Sangay (2024). |
El hallazgo en la amazonía ecuatoriana de un complejo de centros poblados con más de dos mil años de antigüedad, viene estudiándose de manera profunda desde hace aproximadamente una década, pero recién a inicios de 2024 se publicó un artículo completo con los resultados obtenidos hasta ahora en las investigaciones arqueológicas con la ayuda de tecnología de punta, cambiando todo lo que creíamos sobre el nivel de desarrollo de los pueblos amazónicos de la antigüedad.
Empecemos hablando entonces de las culturas que habitaron la zona del valle del Alto río Upano, a los pies del volcán Sangay y junto a la Cordillera Andina, en la actual provincia de Morona-Santiago. De allí se conocía ya sobre la cultura Upano, que habitó la zona entre el 800 y 1200 de nuestra era, y que era cosiderada el génesis de los actuales pueblos jívaroanos, es decir los schwar, achuar y wampis.
Los Upano, llamados así por la zona en la que se encontraron los primeros vestigios, fueron descubiertos en 1978 por el sacerdote y arqueólogo Pedro Porras en el sitio de Wapula, quien excavó sobre todo piezas de cerámica, pero también descubrió una serie de estructuras tipo tola, es decir montículos artificiales de tierra, plazas y calles con canales, que resultaban extraños para el bajo nivel de desarrollo que hasta entonces se pensaba que habían tenido las culturas amazónicas precolombinas.
Dos décadas más tarde, entre 1996 y 2003, el proyecto Sangay-Upano/Río Blanco, cooperativo entre el Gobierno ecuatoriano y el Instituto francés de estudios Andinos, estableció una mejor cronología de los habitantes de la región, concluyendo tres etapas que se sucedieron una a la otra: la cultura Sangay, que existió entre el 700 y 500 antes de nuestra era; la cultura Upano entre el 500 y 200 antes de nuestra era; y la cultura Kilamope, entre el 200 antes de nuestra era y el 400 o 600 de nuestra era, cuando una erupción del volcán Sangay habría sido la causa de su posible migración hacia la zona del río Ucayali, en el actual Perú.
Dos décadas más tarde, entre 1996 y 2003, el proyecto Sangay-Upano/Río Blanco, cooperativo entre el Gobierno ecuatoriano y el Instituto francés de estudios Andinos, estableció una mejor cronología de los habitantes de la región, concluyendo tres etapas que se sucedieron una a la otra: la cultura Sangay, que existió entre el 700 y 500 antes de nuestra era; la cultura Upano entre el 500 y 200 antes de nuestra era; y la cultura Kilamope, entre el 200 antes de nuestra era y el 400 o 600 de nuestra era, cuando una erupción del volcán Sangay habría sido la causa de su posible migración hacia la zona del río Ucayali, en el actual Perú.
Así mismo, se estableció que alrededor de doscientos años después, es decir entre el 800 y 1.200 de nuestra era, un grupo de personas sin relación con los habitantes anteriores encontraron y ocuparon nuevamente parte de las estructuras abandonadas, grupo al que hoy se le ha llamado cultura Wapula, y que serían verdaderamente los cercanos a los actuales pueblos jivaroanos.
Posteriormente el grupo de científicos franceses, alemanes y ecuatorianos, junto al apoyo de instituciones como la Fuerza Aérea y el Instituto Geográfico Militar, continuó con varias exploraciones que utilizaron tecnología LIDAR, consistente en pulsos láser que permite identificar estructuras bajo una espesa capa de vegetación, y redescubrieron una región llena de centros urbanos de la cultura Upano, es decir de aproximadamente 2500 años atrás.
Estas ciudades perdidas hace cientos de años, y que según sus estimaciones podrían haber albergado una impresionante población de hasta 100.000 personas al mismo tiempo, presentan diferentes tipologías, dimensiones y usos presumibles entre lo habitacional, político, ceremonial y agrario, rodeadas de sistemas de fosos y terraplenes que aparentemente las defendían de amenazas naturales e invasiones de otros pueblos o animales.
Uno de estos centros urbanos es Kunguints, de aproximadamente diez kilómetros cuadrados, un área equivalente a la actual ciudad de Macas, que posee 1071 plataformas, cuatro colinas truncadas de manera artificial, diez montículos y catorce plazoletas. Otro es Wapula, formado por cuatro sitios distintos pero conectados entre sí, que en un área similar al anterior reúne 971 estructuras, como 446 plataformas, trece colinas truncas, plazoletas y siete montículos.
Las plataformas son de forma alargada y alcanzan una altura promedio de 2,5 metros, con un área de 20x10 metros, en las que se encontraron cerámica de uso doméstico, piedras para moler, plantas y semillas que usaron como alimento, y hasta tinajas que presublimente usaban para producir chicha, el licor precolombino del mundo andino.
En todos los sitios urbanos es destacable la presencia de una red de calles con calzada y canales a los lados, mismos que podrían haber sido para drenar la lluvia, o incluso para llevar el agua a toda la población. Así mismo, el complejo sistema de caminos que unen las diferentes ciudades no solo evidencia una conexión entre ellas similar al de los mayas o incas, sino que desafían impresionantemente la topografía al trazar líneas rectas en lugar de seguir las formas naturales del terreno, alcanzando 25 kilómetros en el más largo de ellos.
Este importante hallazgo de sitios urbanos se conecta casi órganicamente con el descubrimiento del año pasado sobre el uso temprano del cacao por la cultura Mayo-Chinchipe de Palanda, en la vecina provincia de Zamora-Chinchipe, que hoy sabemos fue el más antiguo registrado en el continente americano. Planteando así la interrogante de si en realidad el origen de las civilizaciones precolombinas de los Andes septentrionales, y por qué no de toda la región, se iniciaron realmente en la Alta Amazonía.
Y es que si bien llevan décadas en lento estudio desde que fue evidenciado por el padre Porras, las ciudades del Upano se han convertido repentinamente en objeto de fascinación para la comunidad científica y arqueológica a inicios de este 2024, siendo portada de la prestigiosa revista Science y haciéndose eco en medios como la BBC. Y no es para menos, tal como observan incluso arqueólogos que no tienen que ver con el proyecto, lo descubierto apunta no solo a cambiar lo que creíamos de las culturas amazónicas ancestrales, sino que podría llegar a ser tan importante como el redescubrimiento de los mayas.
Entonces, ¿nos hallamos ante la que probablemente podría considerarse la ciudad más antigua del territorio que hoy se ha convertido en Ecuador? Solo el tiempo y los estudios nos darán más luces al respecto.
Fuentes:
- Aguirre, Milagros (febrero de 2019). "Upano, los secretos de la selva culta". Revista Mundo Diners, edición 441.
- Rostain, Stéphen (2010). "Cronología del valle del Upano (Alta Amazonía ecuatoriana)". Boletín del Instituto francés de estudios andinos, 39 (3), pp. 667-681.
- Rostain, Stéphen; Doriston, Antoine; De Saulieu, Geoffroy; Mejía, Fernando; Freire, Ana Maritza; et al. (12 de enero, 2024). "Lost City: Ancient development in the Upper Amazon". Science Magazine - AAAS, volúmen 383, edición 6679, pp. 183-189.