La muerte de Quiroga (pintura)

La muerte de Quiroga, por César Augusto Villacrés (1909). Colección Museo Nacional de Quito.


La muerte de Quiroga es una pintura realizada en 1909 por el artista ambateño César Augusto Villacrés (1880-1950), que retrata de manera imaginada los brutales hechos acaecidos en la ciudad de Quito el 2 de agosto de 1810.

El cuadro, que se encuentra registrado entre los fondos pictóricos del Museo Nacional de Quito y exhibido en el Museo del Colegio Militar Eloy Alfaro, fue comisionado por el Gobierno del general Eloy Alfaro Delgado como parte de los homenajes del centenario del Primer Grito de Independencia. Villacrés fue escogido personalmente por el entonces Presidente de la República debido al aprecio que le tenía desde que lo había descubierto en Ambato, en 1896.

La escena recrea el momento justo en que los soldados españoles escuchan las suplicas por la vida del prócer Manuel Rodríguez de Quiroga, manifestadas desesperadamente por sus dos hijas adolescentes, pero que terminaron siendo ignoradas por los peninsulares. La crónica de la época cuenta que tras la sangrienta matanza de los próceres, los cadáveres fueron tirados en la quebrada de los Gallinazos (después Jerusalén, hoy bulevar 24 de Mayo) y hasta allí acudieron los familiares para reconocer y recuperar los cuerpos; las hijas de Quiroga hicieron lo propio, pero al no encontrar el cadáver de su padre dieron aviso a los soldados, que las siguieron a hurtadillas hasta el calabozo donde las jóvenes lo encontraron escondido, y cuando salió le dieron muerte.

Realizada bajo la técnica de óleo sobre tela, la pintura pertenece cronológicamente a la corriente artística del romanticismo, aunque en la técnica usada por Villacrés se pueden apreciar rasgos del realismo en la severidad de los rostros de los personajes retratados, incluyendo los de los cadáveres regados por el suelo. Además, destaca por el uso de la luz y la sombra que aportan mayor dramatismo al escenario que rodea el punto focal.

Debido a la gran calidad del trabajo del artista, que plasmó la desesperación probablemente sentida por los quiteños aquel fatídico día de 1810, en el año 1970 el cuadro fue tomado como modelo por el artista francés Alexander Barbieri para realizar sus célebres figuras de cera del Museo Alberto Mena Caamaño, que desde entonces en el imaginario popular ecuatoriano se han convertido en la imagen más conocida de la Masacre del 2 de agosto de 1810.


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